Reseña: La chica del tren se
llama Rachel Watson, una mujer alcohólica que ha perdido su esposo, su trabajo, sus relaciones, menos la rutina de tomar el tren de las 8.04. La señal roja que detiene el tren
en su camino a Londres le permite
observar, todas las mañanas, a una pareja que desayuna en la terraza de su
casa, una propiedad vecina a la que antiguamente Rachel compartía con su
marido. A vuelo de su imaginación, la
joven mujer de la azotea es Jess y el apuesto galán, Jason
y son protagonistas de un idilio perfecto. Sin embargo, una mañana
Rachel observa que los brazos de otro hombre rodean la cintura de Jess y la sombra de la infidelidad le produce una
gran desilusión.
Dispuesta a descubrir qué ha ocurrido entre ellos, vuelve a su antiguo
vecindario e inicia una pesquisa ; pero la desaparición de la supuesta Jess, la convertirá a Rachel en sospechosa de su propia
investigación.
Comentario: Lo más destacable de este thriller psicológico es que está hábilmente estructurado a través del manejo de la primera persona no sólo por parte de la protagonista, sino también de dos narradoras testigos. Un lenguaje intimista, cargado de efectos retóricos, nos describen la personalidad de cada una de ellas.
Si bien Rachel es la protagonista y sus lagunas mentales, el obstáculo principal para desvelar el misterio, el factor sorpresa, propio de los thriller policiales, no llega a concretarse. A poco más de transitar la mitad de la novela, el lector logra deducir quién es el culpable. A mi juicio, no es una obra que está a la altura de su popularidad; pero sí es un buen pasatiempo para las vacaciones.
Opinión:


Comentario: Lo más destacable de este thriller psicológico es que está hábilmente estructurado a través del manejo de la primera persona no sólo por parte de la protagonista, sino también de dos narradoras testigos. Un lenguaje intimista, cargado de efectos retóricos, nos describen la personalidad de cada una de ellas.
Si bien Rachel es la protagonista y sus lagunas mentales, el obstáculo principal para desvelar el misterio, el factor sorpresa, propio de los thriller policiales, no llega a concretarse. A poco más de transitar la mitad de la novela, el lector logra deducir quién es el culpable. A mi juicio, no es una obra que está a la altura de su popularidad; pero sí es un buen pasatiempo para las vacaciones.
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