Reseña
Wilma y Simon son dos jóvenes que se sumergen en el congelado lago de
Kiruna, un pueblo al norte de Suecia, con el propósito de encontrar el contenido
que trasportaba un avión nazi hundido en la segunda Guerra Mundial. Sin
embargo, los antiguos habitantes de Kiruna no desean que se revelen los
secretos de aquella época y, consecuentemente, los jóvenes son asesinados. La
abogada Rebecka Martinsson y la inspectora Anna-Maria Mella son las encargadas
de resolver el doble crimen.
Comentario
La novela se inicia como un estimulante thriller, pero luego va
perdiendo la fuerza del género y se revela como una denuncia hacia esos pueblos
anquilosados en el tiempo cuya sangre joven emigra hacia otros lugares y
sólo los viejos conviven con la tierra, las tradiciones y los secretos.
Las muertes de Wilma y Simon están conectadas
con esa herencia maldita de Kiruna, cargada de odios y resentimientos, donde
los hijos terminan expiando las culpas de sus padres.
No es por lo tanto la intriga y el suspenso lo que mueven los hilos
narrativos de la novela, sino el análisis social de esas sociedades envejecidas
que no tienen posibilidad de salir de su ostracismo.
Por otra parte, el tema de la
subestimación de la figura femenina está presente en la caracterización de
ambas protagonistas que carecen de la protección y contención de los personajes
masculinos que la rodean. Tanto Rebecka como Anna-Maria son mujeres fuertes que
se superan día a día para seguir en el rol que les corresponde.
Una narradora en primera persona, en la voz de la víctima fallecida, se
intercala con el narrador omnisciente. Su fantasma y los cuervos construyen por
momentos una atmósfera sobrenatural y recurrente.
Mi impresión es que Asa Larsson toma, en esta obra, el género de la novela policial como una
excusa para dejar al descubierto temáticas de índole social que la motivan mucho más.
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