Los manicomios en la literatura
A
finales del siglo XVIII aparecieron los primeros hospitales psiquiátricos con el
propósito de separar a los enfermos mentales del resto de la sociedad; sin
embargo, las experiencias sufridas por estos pacientes de aislamientos,
maltratados, humillados y sometidos a tratamientos experimentales dieron lugar
a una vasta producción literaria de interés social que, junto al periodismo,
contribuyó a terminar con tanto atropello a la condición humana en nombre de la
ciencia.

En 1946, Mary Jane Ward publicó su novela
Nido de Víboras, después de haber sido internada por un diagnóstico
erróneo de esquizofrenia en un nosocomio de salud mental en Nueva York y
sometida a tratamiento de electrochoques y duchas heladas.

A mediados del siglo pasado,
la validez de la psiquiatría como ciencia cayó en una profunda crisis,
especialmente en los Estados Unidos y muchos grupos sociales se plantearon la
necesidad de erradicarla de la medicina . El escritor Ken Kesey y su novela
Alguien voló sobre el nido del cuco se convirtió en símbolo de esta nueva
perspectiva.
Kesey bebió de sus propias
fuentes al escribirla, ya que trabajaba en una de estas instituciones y,
además, en su juventud, había formado parte de un programa gubernamental donde
se experimentaba con drogas psicotrópicas.
Atrapado sin salida (título con que se presenta en hispanoamérica) fue la versión cinematográfica de esta novela, estrenada en 1975,
y aunque su adaptación tuvo diferencias sustanciales con la obra literaria, su
propósito de desprestigiar a la psiquiatría se mantuvo intacto.
La película ganó cinco premios Oscar de la Academia, entre ellos, el de mejor actor, Jack Nicholson en 1976.
En España, Torcuato Luca de
Tena ingresó por dieciocho días a un nosocomio de enfermos mentales en Santiago
de Compostela y esa experiencia le procuró material suficiente para su novela
Los renglones torcidos de Dios publicada en 1975.
El
escritor Paulo Coelho, con tan sólo diecisiete años fue recluido en un
nosocomio donde le aplicaron una serie de electrochoques para acabar con sus crisis
de rebeldía.
En 1998, escribe la novela Veronika decide morir, donde relata la historia
de una joven de veinte años que decide suicidarse y, al fallar en su intento, es
ingresada en una institución de enfermos mentales. Poco tiempo después, su
repercusión social, llevó al gobierno brasileño a prohibir el ingreso
arbitrario de pacientes a dichas instituciones.
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La
locura en la literatura es un tópico muy rico en matices éticos, sociales,
filosóficos y políticos; pero, por lo
que la historia da cuenta, la mejor forma de abordarlos, para un escritor, es
sumergiéndose en ella.
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