Los manicomios en la Literatura


Los manicomios en la literatura





A finales del siglo XVIII aparecieron los primeros hospitales psiquiátricos con el propósito de separar a los enfermos mentales del resto de la sociedad; sin embargo, las experiencias sufridas por estos pacientes de aislamientos, maltratados, humillados y sometidos a tratamientos experimentales dieron lugar a una vasta producción literaria de interés social que, junto al periodismo, contribuyó a terminar con tanto atropello a la condición humana en nombre de la ciencia. 


Es curioso que muchos escritores, que tomaron su pluma para denunciar, sin miedo, lo que ocurría detrás de los muros de los manicomios, se hayan sometido, voluntariamente o no, a formar parte de los internos. 

 En 1946, Mary Jane Ward  publicó su novela Nido de Víboras,  después de haber sido internada por un diagnóstico erróneo de esquizofrenia en un nosocomio de salud mental en Nueva York y sometida a tratamiento de electrochoques y duchas heladas.






 El éxito de la novela continuó a través de su adaptación cinematográfica, protagonizada por Olivia de Havilland, en 1948, quien obtuvo el premio a la mejor interpretación en el Festival de Venecia al año siguiente.












A mediados del siglo pasado, la validez de la psiquiatría como ciencia cayó en una profunda crisis, especialmente en los Estados Unidos y muchos grupos sociales se plantearon la necesidad de erradicarla de la medicina . El escritor Ken Kesey y su novela Alguien voló sobre el nido del cuco se convirtió en símbolo de esta nueva perspectiva. 


Kesey bebió de sus propias fuentes al escribirla, ya que trabajaba en una de estas instituciones y, además, en su juventud, había formado parte de un programa gubernamental donde se experimentaba con drogas psicotrópicas. 




 Atrapado sin salida (título con que se presenta en hispanoamérica)  fue la versión cinematográfica de esta novela, estrenada en 1975, y aunque su adaptación tuvo diferencias sustanciales con la obra literaria, su propósito de desprestigiar a la psiquiatría se mantuvo intacto. 

La película ganó cinco premios Oscar de la Academia, entre ellos, el de mejor actor, Jack Nicholson en 1976.





En España, Torcuato Luca de Tena ingresó por dieciocho días a un nosocomio de enfermos mentales en Santiago de Compostela y esa experiencia le procuró  material suficiente para su novela Los renglones torcidos de Dios publicada en 1975.



El escritor Paulo Coelho, con tan sólo diecisiete años fue recluido en un nosocomio donde le aplicaron una serie de electrochoques para acabar con sus crisis de rebeldía.

 En 1998, escribe la novela Veronika decide morir, donde relata la historia de una joven de veinte años que decide suicidarse y, al fallar en su intento, es ingresada en una institución de enfermos mentales. Poco tiempo después, su repercusión social, llevó al gobierno brasileño a prohibir el ingreso arbitrario de pacientes a dichas instituciones. 




En el 2009, la obra fue llevada al cine por Emily Young, una directora inglesa y obtuvo una buena opinión tanto de la crítica como del público.   
 La locura en la literatura es un tópico muy rico en matices éticos, sociales, filosóficos y políticos;  pero, por lo que la historia da cuenta, la mejor forma de abordarlos, para un escritor, es sumergiéndose en ella. 



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