La matriarca, el barón y la sierva de Federico Andahazi
Reseña
El teniente Rendo, antes de morir, confía la tutela de su hija, María Emilia, al gobernador. Sin embargo, muy lejos de cumplir su promesa, el Barón convierte a la niña en una sierva, sometida al encierro y a la satisfacción de sus propios placeres. Sin embargo, ellos no están solos en la casa, con pasos silentes y acechantes, la matriarca los vigila
Comentario
Es difícil reseñar esta obra, como así también encasillarla en un
género determinado, ya que la veo como una gran alegoría surrealista, plagada
de elementos oníricos y apocalípticos a medida que nos adentramos en ella,
enmarcada en una de las épocas más controvertidas de nuestra historia: los
tiempos del Restaurador.
Con un epígrafe, cargado de ironía, Andahazi nos anticipa el interés de
su trama: los personajes. A excepción de la sierva, María Emilia y su padre el
teniente Rendo, los protagonistas son mencionados con apodos, la dueña de la
casa es la matriarca, la generala y su esposo el barón, el gobernador, nombres cargados
de simbolismo, de referentes implícitos que ya todos conocemos. Es probable que
tanto la fámula como su progenitor tengan su basa histórica en la madre de los
hijos bastardos del Restaurador, Eugenia Castro, y en el coronel Juan Gregorio Castro,
padre de la joven, quien la dejó a cuidados del gobernador antes de morir.
Con descripciones más
truculentas que las de Echeverría en El
matadero y con un realismo mágico que nos recuerda a García Márquez en Del amor y otros demonios, la
extraordinaria y original pluma de Andahazi nos atrapa y nos sorprende una vez
más.
Valoración



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