El asesino vive en el 21 Stanisla Andre Steeman
Reseña
Envuelto en la densa niebla
londinense de los años treinta, un asesino en serie se dedica a robar a sus
víctimas una vez muertas. Hasta que un día, un testigo lo pesca in fraganti y,
aunque no puede visualizar su rostro, lo sigue hasta comprobar que ingresa en
una pensión del número 21 de Russel Square.
A partir de ese momento, Scotland
Yard hace su aparición con el firme propósito de encontrar al asesino. El
superintendente Strickland se coloca al frente de la investigación.
Sin
embargo, el criminal resulta ser muy escurridizo y, a pesar de las constantes
vigilancia, sólo logra aumentar la tensión entre los huéspedes de la señora Hobson
y la publicidad para su pensión.
Comentario
El asesino vive en el 21 en un
policial clásico de 1939 que, a diferencia de las novelas de esa época, el
autor le agrega al suspenso y a la intriga, dos componentes más: el sarcasmo y el humor.
Los huéspedes
son verdaderos estereotipos cuya función es la de confundir al lector con con el interrogatorio de cada nuevo sospechoso, al mismo tiempo que resaltar la inoperancia de
Scotland Yard, institución que ya estaba, para ese entonces, bastante vapuleada
por Sherlock Holmes y Hércules Poirot.
Por otra parte, si bien los ambientes en
que se desarrollan las escenas son en general cerrados, la niebla actúa como un
personaje más que obstaculiza los esfuerzos policiales.
El asesino vive en el 21 es la
obra maestra de Steeman, pero también un ícono importante para el género
policial de principios del siglo XX.
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